La alfarería es una de las actividades artísticas más populares y apreciadas. Una práctica que requiere atención y cuidado, pasión y mucha creatividad. Creatividad que no se limita a las formas y el uso de los objetos, sino que se manifiesta al máximo en el colorido y la decoración.
Hay distintas formas de colorear cerámica, y para cada una hay detalles y técnicas que debes conocer para elegir la más adecuada. Esta elección dependerá de factores únicos y personales, como tu gusto y el efecto estético deseado, pero también del uso final del producto. Como veremos más adelante, por ejemplo, algunos tratamientos impermeabilizan la cerámica, otros no.
En este artículo te explicaremos breve pero claramente lo que necesitas saber sobre engobesel esmalteslos cristalinos y los colores subcristalinosanalizando sus diferentes características y métodos de uso. A continuación, profundizaremos en la práctica del esmaltado, con sus técnicas básicas y las precauciones a seguir para un resultado óptimo. Por último, daremos una visión general de la cocción, destinada a fijar el esmalte y completar tu proyecto cerámico.

Engobbio
Empezamos con el engobe (o engobe), que es un tipo de colorante que se aplica a la cerámica sin cocer. Se compone de arcilla coloreada en masa y agua mezcladas. Junto con el engobe, un compuesto aún más simple de sólo arcilla y agua, es uno de los métodos más antiguos de colorear y decorar: ¡piensa que hay hallazgos que atestiguan su uso ya en el año 3000 a.C.!

El Engobbio se aplica a la cerámica que aún no está completamente seca, concretamente a la dureza del cuero, y tiene un acabado mate. Si quieres un acabado brillante y lustroso, se puede aplicar un glaseado cristalino transparente en la segunda cocción, como veremos más adelante.

Una de las ventajas del engobe es su facilidad de uso, sobre todo si tomas un preparado líquido listo para usar, como los que se muestran en la imagen.
Los engobes son versátiles, están disponibles en prácticamente todos los colores y se adhieren bien a la arcilla, permaneciendo estables al cocerlos. He aquí algunas ideas decorativas que puedes hacer con engobe:
- Efecto jaspeado: aplica una capa gruesa de pintura y luego, con un pincel o un frasco aplicador, traza líneas de otro color, dejando que se mezclen con el color base para crear vetas.
- Esponjado: utiliza uno o varios colores para crear motivos, aplicando la esponja en pasos más o menos decididos según tu gusto.
- Plantilla: puedes crear un diseño o decoración en una plantilla y luego aplicarlo a la arcilla antes de aplicar el color.
Esmaltes, cristalinos y subcristalinos
El glaseado es uno de los métodos más conocidos y comunes para colorear la cerámica. Además de su finalidad decorativa, entre otras cosas, el esmaltado tiene la función de sellar tu obra mediante la segunda cocción y hacerla impermeable.
El esmalte puede tener un acabado brillante y lustroso, o mate y satinado, y desde el punto de vista de los colores y efectos decorativos ofrece una variedad casi infinita de posibilidades. Como los esmaltes de uñas están hechos de compuestos químicos, que reaccionan de forma diferente a la arcilla, ¡siempre puedes conseguir resultados diferentes y, sobre todo, únicos! Precisamente por eso puede ser útil planificar algunas pruebas de esmaltado, aplicando diferentes esmaltes a las arcillas con las que trabajas y cociéndolas para comprobar los efectos. También puedes hacer pruebas con distintos colores, mezclando esmaltes o creando capas sucesivas, registrando todos los resultados para poder repetir y recrear los efectos deseados.

Otras precauciones importantes para el uso del esmalte de uñas, que veremos con más detalle a continuación, son:
- Limpieza a fondo de la superficie: limpia bien la arcilla con un paño húmedo o una esponja y espera a que se seque bien antes de empezar;
- la consistencia del glaseado: mézclalo bien, asegurándote de que no quedan sedimentos en el fondo ni grumos.
Una cosa importante que debes tener en cuenta cuando se trata de esmaltes, sobre todo para el efecto estético final de tu obra, es que existe la opción de crear un revestimiento opaco o transparente.
Los esmaltes, de hecho, tienen la característica de ser opacos: la capa vítrea obtenida mediante el esmaltado cubre la terracota subyacente, creando una capa uniforme de otro color. El esmaltado cristalino, en cambio, crea una capa vítrea igual a la del esmalte, pero con un efecto transparente: esto significa que debajo del esmalte podrás ver la terracota original, así como las decoraciones que hayas creado previamente sobre ella, y que se denominan subcristalinas.
El cristalino pueden ser neutros o de color, y tener un acabado brillante o satinado. Son perfectos no sólo para realzar las decoraciones subyacentes, sino también para resaltar los efectos de bajorrelieve.

El término subcristalino, por tanto, se refiere a cualquier colorante aplicado a la superficie de la cerámica antes de la aplicación de un esmalte transparente. Los subcristalinos, por tanto, son decoraciones que se utilizan para crear diseños y motivos que emergerán bajo y a través de la capa de esmalte transparente, creando efectos de mayor profundidad y riqueza. Los cristalinos pueden ser neutros o coloreados, y tener un acabado brillante o satinado, y pueden mezclarse entre sí, manteniendo la transparencia.
Los subcristalinos suelen presentarse en forma líquida, pero también se encuentran en otros tipos y formatos, como polvo, lápices, tizas, bolígrafos o pastillas para usar como acuarelas.


Esmaltado: métodos y precauciones
Ahora que hemos aclarado los distintos tipos de materiales y modos de decoración, entremos en los detalles de la práctica del esmaltado.
En primer lugar, los métodos de aplicación: ¿sumergir, rociar, espolvorear o cepillar?
La inmersión, como indica la palabra, consiste en sumergir tu objeto en un recipiente lleno de esmalte durante unos tres segundos. Es el método más rápido y sencillo, también adecuado para principiantes, y permite obtener una capa uniforme de cobertura. Es importante dar al esmalte la consistencia adecuada para que se adhiera bien a la cerámica. Cuanto más fluido sea el esmalte, mayor será el tiempo de inmersión necesario.


A menudo se utiliza la aspersión al mismo tiempo que la inmersión, por ejemplo en el caso de objetos huecos cuyo interior se va a esmaltar. También en este caso, se vierte el esmalte, se deja actuar durante unos tres segundos y luego se vierte el líquido sobrante en el recipiente. También se puede espolvorear sobre una capa de esmalte ya aplicada para conseguir nuevos efectos visuales y cromáticos.
El pincel es especialmente adecuado para objetos pequeños y trabajos de precisión. Los esmaltes a pincel tienen una consistencia mucho más espesa, y es importante leer las instrucciones para saber cuántas capas deben aplicarse para conseguir el color deseado. Uno de los «riesgos» de este tipo de técnica es dejar marcas de pincel. Pero si éste es un efecto estético que deseas conseguir, te recomendamos que varíes el grosor de las capas de esmalte a medida que las apliques.

Otros métodos para aplicar el esmalte de uñas son la esponja, quizás utilizando esponjas de diferentes texturas para distintos colores y aplicaciones, y el pulverizador, que te permitirá una extensión uniforme en todas las superficies.
Hablemos ahora de la cocción. Como ya hemos dicho, mientras que el engobe puede aplicarse a la cerámica fresca, el esmalte debe aplicarse en cambio a la cerámica cocida, y luego se realiza una segunda cocción. El horno se lleva lentamente a la temperatura necesaria para que el sílice se funda en el esmalte, y luego se enfría lentamente. Esto hace que la cerámica sea fuerte, sólida, impermeable y resistente a los elementos.

Todos los esmaltes se clasifican por niveles de cocción, que van de temperaturas medias-bajas a extremadamente altas: por tanto, es importante respetar los rangos indicados para evitar defectos y roturas. Para ello te remitimos a la última sección de esta guía, donde hemos recogido las indicaciones básicas para cada rango de temperatura.
La fase de cocción es también donde pueden producirse algunos de los problemas más comunes relacionados con la aplicación del glaseado o, de hecho, errores de cocción. Veamos los principales.
Cocción insuficiente o excesiva: en caso de cocción incompleta, el resultado será un vidriado áspero y sin brillo. La buena noticia es que este problema puede resolverse recocinando la arcilla a temperaturas más altas. El caso de la sobrecocción, de la que desgraciadamente no hay vuelta atrás, es diferente. En este caso, el mayor problema es la fusión excesiva del esmalte, que goteará de la arcilla, haciéndose más fino en la parte superior y demasiado grueso en la base, o goteará en el horno y dañará cualquier otro producto.
Falta de adherencia entre la cerámica y el esmalte: durante la cocción, debido a las altas temperaturas, tanto la arcilla como el esmalte se vuelven más fluidos y se adhieren perfectamente. Sin embargo, al ser materiales con un comportamiento físico diferente, pueden perder esta adherencia cuando comienza el enfriamiento. Si la capa de esmalte se contrae demasiado, no podrá cubrir toda la superficie de la arcilla, creando grietas. Si, por el contrario, es la arcilla la que se contrae demasiado, se crearán huecos entre las dos capas.
Aplicación incorrecta: una capa demasiado fina puede dar lugar a un glaseado imperfecto y desigual; una capa demasiado gruesa puede hacer que el glaseado se corra o cree burbujas.
Falta de adherencia: ya hemos insistido en la importancia de que la superficie esté lo más limpia y seca posible antes de aplicar el esmalte, ya que la suciedad, el polvo y la humedad pueden afectar a la adherencia del esmalte a la arcilla. Si vas a aplicar una segunda capa de esmalte, no debes dejar que la primera se seque demasiado tiempo, pues de lo contrario el segundo esmalte no se adherirá.
Creación de burbujas: es un defecto que afecta más a la arcilla que al esmalte, pero también puede afectar negativamente al esmalte creando burbujas o agujeros. Por eso debes asegurarte de que no haya burbujas de aire en la arcilla.
Otros tipos de inconvenientes, más que errores, se refieren a problemas que pueden surgir con el horno: desde interrupciones de energía hasta el deslizamiento de un objeto contra otro, lo que provoca que se «pegue», o el goteo de esmalte sobre otro objeto, o la «migración» de un color -especialmente los colores muy volátiles- de un objeto a otro, manchándolo.

Para concluir esta guía sobre la coloración de la cerámica, hemos preparado un espejo en el que se presentan todos los intervalos de temperatura que se utilizan más o menos habitualmente para la cocción de glaseado. Como hemos visto, de hecho, una temperatura incorrecta puede crear muchos problemas. Para cada rango de temperatura encontrarás algunas indicaciones de uso, junto con los principales pros y contras.
Tipo de gama | Temperatura aproximada | Detalles |
Very low fire range | 600/850° C | Los esmaltes a muy baja temperatura se aplican a cerámicas que ya han sido cocidas al menos una vez, si no ya una segunda cocción. La vasija se devuelve al horno para cocerla a muy baja temperatura para fijar la capa adicional. |
Low fire range | 822/1120° C | Es el más común de los niveles de cocción (sobre todo en el pasado, debido a la escasa disponibilidad de hornos de alta temperatura). Permite a los ceramistas utilizar tintes que perderían estabilidad y calidad a temperaturas más altas. Por otro lado, existe el riesgo de que la arcilla siga siendo demasiado porosa y de que el vidriado, debido al alto porcentaje de fundente, sea blando y poco duradero. |
Lower mid fire range | 1110/1145° C | Muy poco utilizado, pero con resultados interesantes sobre todo por la estabilidad de la arcilla. La mayoría de los colores utilizados para las gamas inferiores también pueden utilizarse en ésta. |
Mid fire range | 1165/1210° C | Las ventajas de esta cocción son la estabilidad de la arcilla, la larga duración del esmalte y la gran disponibilidad de colores. |
High fire range | 1260/1390° C | En este nivel de cocción se obtienen mayólicas y porcelanas. Los esmaltes y los cuerpos de arcilla son densos y duraderos, pero la variedad de paletas de colores es necesariamente más limitada |